Denuncia y judicialización de los delitos de odio: un laberinto para las víctimas en situación de sinhogarismo

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¿Alguna vez has pensado las barreras que encuentran las personas en situación de sinhogarismo cuando son víctimas de delitos de odio? ¿Sabes por qué hay pocas denuncias pese a que no son hechos aislados? ¿Y las repercusiones que tiene esa infradenuncia en el tratamiento de los pocos casos que siguen adelante?

Desde el Observatorio HATEnto, nos hacíamos todas estas preguntas, y algunas más, por eso hemos impulsado una investigación en torno a las barreras que las personas en situación de sinhogarismo encuentran en el proceso de denuncia y judicialización cuando son víctimas de delitos de odio por aporofobia. Queríamos entender por qué las personas en situación de sinhogarismo no se atreven a denunciar, qué barreras hay desde las instituciones públicas que pueden ser evitables y cuáles son esos vacíos insalvables que hacen que la protección y el acompañamiento no sean adecuados a esta realidad. Pero también queríamos fijarnos en los esfuerzos que se están haciendo para salvar estos obstáculos, para ofrecer un servicio a la altura de las circunstancias. Con todo ello buscamos abrir el debate sobre cuáles son esas actuaciones de las que nos tenemos que deshacer y cuáles son aquellas que sí garantizan una atención adaptada a esta realidad.

Queremos compartir lo que hemos aprendido en torno a como es la ruta que siguen las personas en situación de sinhogarismo desde que son víctimas de un delito de odio por aporofobia hasta que llegan al juzgado. Un viaje, que no es fácil, ni lineal. También queremos reflexionar sobre cuáles son las principales claves en la detección, protección y acompañamiento que alivianan el camino.

Puedes acceder al informe aquí